Реклама | Adv
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
  • Rotator
Сообщения форума
Реклама | Adv

Kurt Knispel, el mejor tanquista de la 2ª Guerra Mundial

Дата: 17.02.2017 10:15:52
Delhroh: Saludos,   Comparto con vosotros la mejor biografía escrita hasta la fecha en la lengua de Cervantes sobre Knispel, y sí, yo soy el autor (aunque obviamente me he basado en otras fuentes para escribirla y varios testimonios que tengo recogidos). La biografía no tiene ni notas al pie ni explicaciones y algunos errores dado que es la primera versión no extendida que escribí sobre este personaje. Espero que este trabajo de chinos os resulte de vuestro agrado. Y sí, es posible que encuentres algunos errores históricos, algunas erratas y demás, como digo fue la primera versión que escribí sobre este héroe de guerra, que es la que comparto hoy con vosotros de forma exclusiva).     Knispel, Kurt. La leyenda tanquista más impresionante de la Historia, y a la vez el más olvidado, nació el 20 de diciembre de 1921. Este impresionante héroe de guerra de escribiría las páginas más brillantes de todos los tiempos en el interior de un carro blindado nació en Salisfeld, en la provincia de Salisovia, en la antigua Checoslovaquia. En un primer momento este dato puede llamar poderosamente la atención, pero hay que tener en cuenta que este minúsculo pueblo era de mayoría alemana, y los padres de Kurt Knispel eran alemanes.  De hecho, y para más Inri, este pueblo formaba parte de los Sudetes, región que muy pronto sería absorbida por Alemania antes del inicio de la 2ª Guerra Mundial. ¿Y por qué este checo de padres alemanes pasó a la Historia? Knispel tiene el su haber la mayor destrucción de tanques jamás conseguida por un comandante de tanque, y multitud de historiadores y fuentes militares le señalan como el mayor “as” tanquista de todos los tiempos, aunque no es oro todo lo que reluce como veremos más adelante.
A pesar de que nació en Salisfeld pasaría la mayor parte de su infancia en una cercana ciudad llamada Niklasdorf, también en la región de los Sudetes. Crecería rodeado de naturaleza y animales de granja, por lo que tuvo una infancia feliz y sin muchas complicaciones. Era de estatura media y tenía buena constitución física. 
El rasgo físico que más destacaba en él era su pelo negro que siempre lo llevaba algo más largo de lo habitual y que le acarrearía ciertos problemas de disciplina en el ejército alemán. Knispel era hijo de granjeros por lo que se esperaba que continuara con la tradición familiar, pero desde muy pequeño parece que sentía pasión por las máquinas, especialmente por los coches. Si lo miramos con perspectiva era bastante normal que un muchacho de pueblo sintiera pasión por los coches, teniendo en cuenta que su región serían bastantes raros y escasos. 
Es por eso que al terminar los estudios obligatorios comenzó a trabajar en una fábrica de automóviles en torno a 1940 como mero aprendiz.
Cuando terminó su aprendizaje como peón en fábrica decidió abandonar su puesto de trabajo y se alistó en las Fuerzas Blindadas alemanas. Este hecho me llama poderosamente la atención. ¿Por qué abandonó Knispel su puesto de trabajo tras completar su aprendizaje? Muy seguramente, la última intención desde hace tiempo del futuro héroe de guerra era convertirse en miembro del arma acorazada, por lo que puede que fuera rechazado en una primera vez anterior de la que no tenemos constancia porque no tenía conocimientos de mecánica. ¿Cómo solucionarlo? Trabajando en una fábrica de coches como peón. Desde luego solamente es una hipótesis, pero desde luego es interesante pensar en ello. ¿No te parece lector?
Como bien ya sabemos, fue aceptado gracias a sus conocimientos adquiridos en la fábrica. Su primer entrenamiento lo recibiría en el Batallón de Entrenamiento en la ciudad de Sagan, en la Baja Silesia el 15 de mayo de 1940. Desde luego el entrenamiento poco tenía que ver con la vida de oficial tanquista, dado que aprendió a marchar, saludar y a manejar armas ligeras. Este entrenamiento era obligatorio para todas las ramas del ejército. Tras superar los primeros cursos de adiestramiento comenzó a aprender el manejo del Panzer I, II y IV.  
El 1 de octubre, fue transferido a la 3ª Compañía del 29º Regimiento Panzer, que formaba parte de la 12ª División Panzer que tenía sede en Sagan.  En su nueva compañía aprendería el oficio de cargador y artillero a bordo de un Panzer IV. El Panzer IV era uno de los mejores tanques alemanes del momento, con un blindaje frontal de 50 milímetros y un cañón de 75 milímetros era, para 1940, el tanque más pesado que los alemanes podían poner en el campo de batalla, por lo que Knispel, de alguna forma, podía decir que era afortunado al poder formar parte de una tripulación con uno de los carros más avanzados y preparados de los alemanes. Regresando a su formación esta terminaría el 11 de junio de 1941, formación que tendría lugar a caballo entre la ciudad de Sagan y Putlos. La formación de las tripulaciones de carros era algo de que los alemanes se preocupaban bastante. El curso de Knispel como artillero/cargador es un excelente ejemplo, dado que se duraría 8 largos meses. Otras tripulaciones, como las soviéticas, no recibían tanta instrucción, algo que pagarían con sus vidas en el campo de batalla miles de hombres del Ejército Rojo. 
Tras permanecer algunos meses más del año de 1941 aún en su base, Knispel recibió un permiso para visitar a sus padres durante las festividades navideñas. En su casa mostró a sus orgullosos padres los nuevos galones de Feldwebel  (Sargento Primero). Gastaría su tiempo libre rodeado de su familia y de sus amigos practicando ski, además de acudir a numerosos bailes. Desconocemos si llegó a enamorarse durante aquellos bailes o de si tenía alguna “novia”.
Knispel regresó a su unidad en enero de 1941 con el espíritu combativo y la moral muy alta. De nuevo, y aunque al lector le parezca extraño, continuó su entrenamiento,  esta vez como artillero. Durante las prácticas Knispel sorprendió a pocos y extraños con su excelente visión de los objetivos, cálculo de las distancias y extraordinarios reflejos. Su unidad realizaría diversas labores de guarnición militar hasta que marcharon a la base militar de Warthe, cerca de la ciudad de Posen los primeros días de marzo de 1941.
Como no podía ser de otra forma los entrenamientos exhaustivos continuaron, enfocados esta vez en las maniobras con grandes formaciones.  El 26 de marzo de 1941 el batallón de movía a un nuevo campamento militar cerca de la ciudad de Meseritz, en la región de Grenzmark. En ese tiempo, la Tercera Compañía de Knispel se transformó en un regimiento pesado. Como bien hemos dicho, Knispel era un artillero de un Panzer IV, el tanque alemán más pesado del momento, por lo que era normal este cambio de nomenclatura, principalmente a que ningún otro tanque alemán tenía cañones de 75 milímetros. 
Su entrenamiento continuaría durante la primavera de 1941, ya en los campos de Scheleswig-Holstein, al norte de Alemania. Poco después la División al completo puso rumbo hacia el este, concretamente hacia la frontera oriental. La unidad se comenzó a desplazar por Alemania siempre de noche y tratando de no llamar la atención. Era el inicio del desplazamiento de tropas para dar paso al ataque a la Unión Soviética. El ataque alemán a territorio soviético no era tomado demasiado en serio por los soldados, en el sentido de que consideraban que sería una campaña fácil y rápida, tal y como había ocurrido en Polonia, Francia, Yugoslavia y Grecia en los años anteriores. La moral no podía estar más alta y los soldados no podían estar mejor preparados después de años de entrenamiento. En la noche del 20 de junio 1941, Knispel condujo su tanque hasta la frontera con la Unión Soviética, al igual que otros muchos compañeros. Estaba claro que el ataque tenía que ser inminente. La tarde/noche del 21 de junio de 1941 todo estaba preparado para el inicio de la Operación Barbarroja, esto es, el ataque alemán al gigante soviético. Kurt Knispel, preocupado por su futuro escribió una “carta de despedida” que entregó a uno de sus compañeros que debía ser entregada a sus padres en caso de que muriera en acción. En aquel momento Knispel no tenía ni la más remota idea que no pararía de luchar durante 4 largos años sin apenas un respiro y que jamás volvería a ver a su familia. 
El 22 de junio las 8:00 de la mañana un tanque Panzer IV Ausf. E se ponía en marcha junto con el resto de sus compañeros del 29º Regimiento Panzer. El oficial al mando del mismo, el Teniente Hellmann observó con orgullo el avance alemán los primeros momentos de la ofensiva. El tanque de aquel oficial alemán era diferente a los demás, pues en su interior había un joven artillero llamado Kurt Knispel que pasaría a la Historia.    «–¿Cómo pinta todo Hellmann? – preguntaba un novato Knispel a su comandante que tenía la escotilla abierta y tenía un amplio rango de visión del que no disponía el resto de la tripulación. 
 –¡No pasa nada! No hay artillería, solamente algunos disparos de armas ligeras.»   Y así Knispel comenzaba oficialmente su primera misión de combate. Ya en la tarde del primer día, el batallón se detuvo al recibir la orden por radio de hacerlo. Su unidad había recibido la orden de poner rumbo a un pequeño pueblo cercano donde había unidades soviéticas aisladas que estaban oponiendo algo de resistencia. Cuando llegaron allí dos nidos de ametralladoras y varias posiciones que fueron destruidas sin muchas complicaciones. Eran los primeros cañonazos de Knispel en la guerra. Al finalizar el primer día de combates los tanques alemanes habían conseguido romper las primeras defensas soviéticas, y al día siguiente comenzaría la que pasaría a ser llamada como la Batalla de Bialystok36.  
La división de Knispel (la 12ª División Panzer) fue utilizada en los combates más duros contra los rusos en la Batalla de Bialystok, consiguiendo resultados extraordinarios, especialmente durante la persecución de las fuerzas rojas hacia la ciudad de Dvina. Knispel llegaría la carretera que unía Brest Litovsk con Smolesko en torno al 25 de junio. Ese día detenían su avance para esperar a las unidades de infantería. Al día siguiente llegaron a Minsk, y en la capital de la llamada Rusia Blanca ondeó la bandera nazi, pues la ciudad fue tomada sin apenas resistencia.  La bolsa sobre Bialystok quedaba completamente cerrada el 28 de junio. Toda resistencia de las fuerzas soviéticas en la zona acabaría el 8 de julio. 
El 13 de julio las dos divisiones acorazadas alemanas que continuaban su avance por el territorio soviético de forma inexorable recibieron un fuerte contraataque ruso en lo que se llamaría la “Batalla de Smolensko”, en la que Knispel también se vio en vuelto. Parece que de poco serviría, pues las tropas alemanas volvían a alcanzar su objetivo, en esta ocasión, los suburbios de la ciudad de Smolesko el 15 de julio. De nuevo los alemanes tomaban otra importante ciudad sin apenas resistencias, pues al día siguiente la ciudad estaba enteramente en manos alemanas. El Ejército Rojo continuaba su inexorable retirada a través del río Dniepr.  En esta ocasión, (el 16 de julio), en lugar de esperar a las fuerzas alemanas de infantería los alemanes decidieron continuar con sus tanques hacía Moscú, pues solamente les separaban 150 kilómetros.  Pero antes de que los tanques pudieran poner rumbo a la capital rusa recibieron órdenes de dirigirse hacia el norte. De haber continuado hacia Moscú seguramente hubieran conquistado la capital, pues en ese momento apenas había fuerzas protegiendo la capital.  La oportunidad de una rápida victoria se desvanecía dando así a los soviéticos un tiempo vital para reorganizar sus tropas y organizar sus defensas y tratar de crear un frente que actualmente no existía gracias al poderoso avance alemán. Con la marcha del Tercer Cuerpo Panzer la bolsa en torno a la ciudad de Smolensko tampoco se cerró y los rusos realizaron un potente contraataque para salvar a la ciudad, ataque que fue un éxito. Los alemanes consiguieron reorganizar el frente para preparar así más operaciones en el este, en esta ocasión fijaron su atención en dos importantes puntos: Leningrado y Ucrania. Los dos cuerpos Panzer habían sufrido fuertes pérdidas, por lo que el peso de las operaciones siguientes serían ejecutadas por la Infantería. 
Hasta ese momento, Knispel había destruido algún tanque en pequeñas escaramuzas, pero principalmente destruyó puntos defendidos con ametralladoras o piezas antitanque soviéticas.   
El 23 de junio la unidad de Knispel se dirigió hacia Minsk. Allí lucharon contra algunas unidades dispersas que aún retrocedían o rezagadas que aún estaban resistiendo en dicha ciudad. Después de varios días de tortuosa marcha llenos de combates contra unidades soviéticas en retirada, llegaron a su destino. En aquellos días, Knispel tuvo una nueva experiencia de combate.  Avanzando por un camino cubierto por un jardín de árboles frutales su tanque fue atacado desde aquel jardín. Knispel disparó en dos ocasiones contra la posición oculta soviética en la que una ametralladora disparaba a la columna alemana. Una nueva ametralladora apareció desde la ventana de una casa, pero un nuevo disparo de Knispel y la posición enemiga quedaba silenciada. Los tanques presionaron para entrar en la ciudad y finalmente esta estaba en sus manos. Encontraron abundantes posiciones (cerveza especialmente) y celebraron su victoria al más puro estilo alemán.  A la mañana siguiente los hombres estaban totalmente resacosos, y con difíciles movimientos volvieron a subirse a sus tanques que habían sido rearmados y equipados durante la noche de borrachera de la unidad. La unidad fue trasladada un bosque cercano a Minsk donde los tanques y sus tripulaciones pudieron descansar mientras los mecánicos ponían al día los tanques dañados. ¡Y fue mucho mejor así! Lo que los alemanes no sabían era que al día siguiente de su resaca los soviéticos iniciaron un ataque para tratar de recuperar la ciudad, pero gracias a la fortuna de que había más unidades disponibles en la zona los resacosos hombres de la unidad Panzer no entraron en combate. 
La siguiente misión de Knispel sería hablar con los lugareños del lugar, dado que sabía algo de ruso y checo para conseguir alimentos, vino, vodka y otras bebidas alcohólicas para los sedientos miembros de su batallón. ¡Y cumplió su misión con éxito! El trueque era como los alemanes conseguían lo que necesitaban. El descanso terminó el 6 de julio, cuando los tanques estaban listos para el combate. La unidad se utilizaría una vez más para tratar de reducir los focos de resistencia en torno a Minsk. El 7 de julio el tanque de Knispel resultó impactado en dos ocasiones por una pieza antitanque soviética del calibre 76. Los miembros de la tripulación no sufrieron daños, pero si las ópticas del mismo, por lo que el comandante y el propio Knispel estaban literalmente “ciegos” para tratar de impactar a las fuerzas enemigas, por lo que se retiraron del combate. Lo que parecía un paseo militar para los alemanes y para la compañía de Knispel se acabó el 8 de julio. El operador de radio del tanque de Knispel (además de uno de sus mejores amigos), Hans Urban, murió por un balazo que un comisario soviético le descargó en la espalda. Sería la primera baja producida en la Compañía. No hay duda que cuando la unidad perdió a sus dos primeros miembros (otro tanquista resultó muerto) en un mes de combate la moral, en cierta forma, resultó tocada Finalmente ese fue un oscuro recordatorio que estaban en la guerra y no en un paseo militar, y que la muerte les podía esperar en cualquier esquina.  En ese momento, otro amigo de Knispel le dijo:   «– Son los primeros. Espero que todo esto acabe pronto. – No creo que consigamos la victoria y volvamos a casa antes de navidades… pero tenemos que intentarlo”. – Respondió Knispel, consciente de que la guerra contra los soviéticos no sería tan fácil.»   Pocos días después la unidad de Knispel fue emboscada por dos piezas antitanque camufladas cuando estaban dando apoyo a una unidad de infantería. Los soviéticos destruyeron un Panzer IV pero sin matar a la tripulación. El tanque de Knispel también resultó dañado. Otro impacto dañó seriamente la transmisión del Panzer IV, por lo que se retiraron a la retaguardia, a los talleres que se habían instalado en la ciudad de Borisov. El batallón al completo permaneció allí hasta el 20 de agosto para reparar los tanques dañados. Hay que recordar que los alemanes no disponían de tantos tanques, y que siempre que se podía los tanques eran rescatados y reparados una y otra vez. Solamente si no había otra opción, no se entregaba un nuevo tanque a las tripulaciones tanquistas. La 12ª División Panzer comenzó su movilización del frente noreste hacía el sector este del frente el 20 de agosto de 1941. Comenzó un desplazamiento de las fuerzas acorazadas de 800 kilómetros a través de las inmensas estepas rusas. El primer enfrentamiento que tuvieron en dicho sector tendría lugar 5 días después. El cargador del tanque de Knispel quedó fuera de combate y el cargador (puesto que había ocupado desde el inicio de la Operación Barbarroja) ocuparía su posición, puesto en el que podría por fin demostrar las excelentes habilidades de las que disponía. A bordo de un Panzer IV, ya como tirador conseguía finalmente su primera baja confirmada, un T-34 que consiguió destruir impactando en uno de sus puntos débiles a unos 800 metros de distancia. Hay que recordar que el T-34 era un tanque mucho mejor que el Panzer IV: mejor armadura, mejor velocidad y mejor potencia de fuego le convertían en un enemigo a tener en cuenta. En ese momento el Panzer IV era impactado en una de sus cadenas, quedando totalmente inmovilizado en medio del terreno de combate. Todo el mundo abandonaba sus posiciones, pero tanto el conductor como Knispel permanecieron en sus posiciones para reparar el tanque. Cuando estaban reparando la oruga vieron emerger lentamente de entre los arbustos otro T-34. Knispel saltó dentro del tanque y a una increíble velocidad cargó el cañón y disparó al tanque enemigo, destruyéndolo gracias a su increíble rapidez de reacción y puntería. 
Los Panzer continuarían con varias refriegas en torno a la ciudad de Leningrado, pero se les ordenó detenerse a unos 12 o 15 kilómetros de la ciudad. Al parecer habían sido completamente rodeados por los rusos durante los combates sin darse cuenta. Entre estas unidades alemanas rodeadas se incluía a la 12ª División Panzer de nuestro héroe. 
Consiguieron encontrar las vías de tren que la llamada línea noreste. Las siguieron hasta llegar a posiciones soviéticas protegidas por búnkeres y otras posiciones artilladas. En los primeros compases Knispel destruía 3 o 4 de estas posiciones para facilitar el avance de la infantería en los primeros momentos de la escaramuza. Los tanques limpiaron finalmente el camino para las tropas de a pie. Poco después las fuerzas alemanas entraban en una ciudad llamada Mga y tomaban posesión de la misma.  Knispel y sus compañeros no entraría en la ciudad hasta el día siguiente. Encontraron la ciudad como si la guerra no se desarrollara a su alrededor, dado que los habitantes de la ciudad pensaron que los alemanes jamás conquistarían la ciudad. Todas las tiendas estaban abiertas y los negocios y fábricas locales funcionaban a máximo rendimiento. La ciudad era famosa por una fábrica de chocolate, por lo que los soldados tuvieron un dulce tentempié aquellos días. Las unidades serían reorganizadas durante este pequeño periodo de paz y poco después tomaron parte en el gran ataque los alemanes realizaron en la ciudad de Volkhov. Y poco tiempo después caía con dureza el Invierno Ruso sobre las tropas alemanas. La 12ª División Panzer y el resto de unidades alemanas sufrieron temperaturas cercanas a los 50 grados bajo cero. Los motores de los tanques no arrancaban por el frio y las armas automáticas quedaban completamente inservibles. Junto con la 20ª División Motorizada de Infantería Knispel y sus compañeros llegaron a la ciudad de Tikhvin a finales de noviembre de ese año.  
A principios de diciembre la ciudad fue atacada por seis divisiones enemigas por lo que la defensa de la ciudad acabó por ser imposible, y los alemanes abandonaban la ciudad el 9 de diciembre. La unidad de Knispel protegió lo mejor que pudo la ciudad de los ataques enemigos, pero no consiguieron retener Tikhvin por lo que tuvieron que retirarse hacia Volkhov. 
Como ya hemos dicho el clima golpeaba duramente a los alemanes y la ilusión de una rápida victoria se esfumó por completo con la llegada del mal tiempo. La nieve lo cubría todo y había días que las tormentas eran tan fuertes que las dotaciones de tanques no tenían una visibilidad en torno a ellos superior a un metro. Multitud de carreteras se enfangaron y muchos tanques quedaban atascados en el lodo, especialmente los camiones cargados de suministros en la retaguardia. A medida del mes de noviembre los alemanes se encontraban más tanques y piezas antitanque enemigas escondidas en cualquier rincón que les hostigaban.  La unidad de Knispel mantenía posiciones bastante débiles en un lugar que los alemanes bautizaron con el nombre de “tubo”, una zona que ente la carretera y las vías ferroviarias que unían Tikhvin con Leningrado. Las posiciones alemanas eran atacadas en todo momento por los soviéticos.  A principios de noviembre  los blindados alemanes iniciaron una ofensiva hacía territorio soviético. Tenían que atravesar un puente para llegar a posiciones enemigas, pero el blindado que dirigía  las operaciones desde cabeza, que iba en primer lugar y que se encontraba atravesando el puente en ese momento fue destruido por fuego enemigo. Un T-34 que estaba bien oculto entre la maleza realizó cuatro rápidos impactados, destru-yendo así a las Panzer IV que lideraba la unidad. El resto de tanques regresó a sus antiguas posiciones y el ataque fue cancelado. 
El 8 de noviembre realizaban otro asalto, apoyados esta vez por fuego de artillería, por el 2º Regimiento de Artillería de su División. Tras el fuego de la artillería, los panzergranadier alemanes y los tanques se pusieron en movimiento, pero una batería de artillería enemiga también los recibió. Las primeras bajas entre los soldados de vanguardia comenzaron a producirse. El teniente de la unidad blindada dio órdenes a sus tanques para neutralizar las piezas de artillería. Los tanque alemanes llegaron allí y Knispel disparó con tremenda velocidad nada más detectar la posición enemiga. Las primeras explosiones hicieron a los enemigos huir del campo de batalla. Knispel detectó otras 4 piezas de artillería que estaban en posiciones más atrasadas, y disparando de nuevo destruyó las baterías enemigas, rompiendo las líneas soviéticas. Los soldados rusos huían.     «– ¡Continuad con el avance! ¡Dirigíos hacia el pueblo! –gritó el comandante del batallón.»   El tanque de Knispel y sus compañeros volvieron a ponerse en marcha. No avanzaron más de 300 metros cuando Knispel detectó una pieza antitanque muy bien camuflada, y la destruyó de un certero disparo antes de que ni siquiera abriera fuego. Era la segunda pieza antitanque destruía y poco después destruyó a otro T-34 de un certero disparo con munición perforante. Al llegar la noche los alemanes llegaron a las afueras de una gran aldea. Knispel marchó al pueblo en un vehículo de exploración, dado que él hablaba ruso. Entraron en la aldea y descubrieron que la ciudad estaba ocupada por el enemigo.  ¿Qué le pasaría a Knispel? ¿Sería capturado por los soviéticos? Los soldados rusos no prestaron la más mínima atención al vehículo alemán que acaba entrar en el pueblo porque estaban todos borrachos. Parece ser que los rusos estaban celebrando el Día del Ejército Rojo. 
Knispel regresó a su tanque e informó a sus superiores que parte de la ciudad no estaba en manos soviéticas. Los tanques comenzaron a moverse silenciosamente hacía el este de la ciudad. Una hora más tarde enviaron a otros dos tanques en dirección opuesta. Ese movimiento asustó a los soldados soviéticos que comenzaron a huir por el este, donde les esperaba el fuego de los tanques alemanes. Todos los vehículos que aparecieron por el este fueron destruidos uno a uno hasta que todo quedó completamente en silencio, aunque la noche estaba iluminada por varias decenas de vehículos soviéticos que ardían envueltos por el fuego. Los pocos supervivientes se rindieron. A la mañana del día siguiente los alemanes se prepararon en los alrededores de la ciudad ocupada para esperar a nuevas fuerzas soviéticas que seguramente desconocían que el lugar estaba ocupado por fuerzas germanas. Apareció con las primeras luces del alba una caravana enemiga compuesta por tanques y piezas de artillería en fila india, sin exploradores ni precaución ninguna, pues nada les hacía pensar que estaban en territorio enemigo.    «– ¡Dejad que se aproximen” – gritó 
el comandante del batallón..»    Cuando estuvieron a distancia de tiro, Knispel destruyó su primer T-34 a tan solo 120 metros de distancia. El disparo impactó entre la torreta y el casco, inutilizando la torreta. Cuando el T-34 intentó girarse para huir fue impactado de nuevo en su parte trasera. Segundos después estaba envuelto en llamas. Pequeñas figuras emergieron del tanque y corrieron hacia la retaguardia buscando protección.  Los alemanes pusieron rumbo a Tikhvin, imaginando que los soviéticos darían marcha atrás, tal y como hicieron. Los alemanes se adelantaron a las unidades enemigas y la noche del 10 de noviembre la columna soviética que habían avistado durante la mañana apareció en las cercanías del pueblo. Los alemanes abrieron fuego, destruyendo una gran cantidad de vehículos enemigos y capturando una gran cantidad de enemigos.  Esta victoria sería aprovechada por los alemanes, dado que continuaron su avance, tomando otras dos ciudades. Los soviéticos atacarían el día 12 de noviembre pero fueron repelidos. El día 13 los alemanes aguantaron en sus posiciones hasta quedarse sin municiones. Cuando esto ocurrió otros 4 T-34 aparecieron rumbo a las posiciones enemigas. ¿Qué hacer? Una pieza antitanque disparó su última bala, noqueando al primero de los tanques. Los otros tres continuaron su avance para destruir a los indefensos tanques alemanes.  En este momento es cuando el valor de Kurt Knispel y su madera de héroe hicieron acto de presencia por primera vez. Knispel cogió una mina antitanque la cual armó con sus propias manos. Acto seguido, le dijo a su compañero:   «– Escucha Willi, iré hacía aquel tanque está moviéndose por la derecha. Haz que la infantería enemiga mantenga las cabezas agachadas con nuestra ametralladora.»   El cabo Willi Schrörs asintió en silencio entiendo perfectamente lo que su sargento tenía intención de hacer.  Dirigió su arma en dirección al cuarto tanque soviético que se aproximaba en su dirección. Justo detrás podía ver el movimiento de las tropas de pie del Ejército Rojo que protegían su avance detrás de la bestia de acero consiguiendo así cobertura.  El T-34 disparó en su dirección pero el proyectil pasó por encima de sus cabezas. El T-34 había errado el tiro. En los momentos posteriores, Knispel se dirigió rápidamente a la derecha sin perder ni un segundo más, en dirección a un grupo de pequeños arbustos. Corriendo, Knispel iba moviéndose de cobertura a cobertura, tratando de llegar delante del enemigo. Cuando el T-34 comenzó a moverse de nuevo, este se dirigió directo hacía él.  Knispel deslizó rápidamente la mina en el camino del tanque enemigo y rodó a un lado evitando los disparos enemigos. Entonces se levantó y buscó cobertura en una depresión en el terreno. El T-34 se detuvo y volvió a disparar. Entonces comenzó de nuevo a moverse hacia delante y su oruga izquierda pasó por encima de la mina. La mina estalló con un fuerte y ensordecedor sonido. La explosión había inutilizado el tanque enemigo. La infantería soviética continuó su avance a pesar del fuego de armas ligeras alemanas. De pronto se oyeron el sonido de otras minas anti-tanque que acababan con los últimos tanques enemigos. Conteniendo el aliento, Knispel se arrastró hasta el agujero de tirado que estaba detrás de la ametralladora alemana.   «– ¡Dios mío Kurt, ha sido increíble, has destruido uno con tus propias manos!
–    Bueno, la mina antitanque también ha tenido algo que ver- bromeó Knispel.»   En ese momento, las tripulaciones recibieron la orden de volver a sus tanques, pues las primeras rondas de munición habían llegado a filas alemanas y los carros blindados comenzaron a recargar sus vacías Santabárbaras. Pero aun así los alemanes tuvieron que retirarse debido a que muchos camiones de municiones no pudieron alcanzar a las unidades por recibir fuego intenso, por lo que los tanques fueron al encuentro de aquellos camiones. A la mañana siguiente los tanques estaban perfectamente reequipados con municiones y gasolina. 
Los alemanes no sabían muy bien que hacer, dado que los soviéticos habían cerrado el cerco en torno a la villa. Parecía que la única alternativa era romper el cerco enemigo en el sur, cerca de la ciudad de Tikhvin.  Por supuesto, los alemanes consiguieron romper el cerco y escapar, parece, sin ninguna baja.  Durante los próximos quince días los alemanes fueron atacados constantemente por fuerzas superiores de tanques, soldados y artillería, pero cada ataque enemigo fue repelido, a pesar del bombardeo constante de la artillería enemiga. Knispel gastó la mayor parte de aquellos quince días en el interior del tanque en su puesto de artillero, disparando siempre por instinto. Además, las bajas temperaturas del exterior hacia que se sintiera mucho más confortable en el interior de su carro blindado. En aquellos días Knispel destruyó otros cuatro T-34.  El 24 de noviembre los soviéticos atacaron de nuevo pasada la media noche, dejando completamente rodeada a una unidad de ametralladoras. Uno de los cargadores pudo avisar a la unidad de Knispel que se preparó para entrar en acción para rescatar a sus compañeros antes de que fuera demasiado tarde. Los 4 tanques del pelotón se dirigieron hacia allí. 
Rodeados por la más completa oscuridad llegaron a unos 200 metros del lugar donde tendrían que estar los rojos, pero la visibilidad era nula. Knispel observó una pequeña luz de un cigarrillo que cayó al suelo. Eso indicaba movimiento. Sin tiempo para pensárselo disparó en aquella dirección. Segundos después nuestro héroe dijo:   «Atención, tanque enemigo a las 11 en punto. Distancia 500 metros.»   Knispel cargó rápidamente el cañón y disparó, incluso antes de que su oficial diera la orden. Un nuevo disparo mortal que había destruido otro tanque enemigo. Los soviéticos comenzaron a huir, pero los tanques les cortaron la retirada. En menos de 15 minutos ya habían limpiado la zona de enemigos, pero el tanque de cabeza avisó de que nuevos tanques sin apoyo de infantería se dirigían en su posición. Los tanques alemanes se ocultaron en un lado de la carretera, y las llamas de los dos tanques destruidos alumbraron a unos 450 metros las figuras de nuevos tanques. Los Panzer comenzaron a disparar a los recién llegados, y Knispel consiguió dañar las orugas de uno de ellos y destruyó otro mientras que los alemanes gritaban por la radio, dado que el número de tanques enemigos que aparecían no paraba de aumentar. Finalmente, segundos después, los cuatro últimos tanques T-34 se retiraban del lugar de la matanza, y en ese instante aparecieron soldados soviéticos huyendo en todas direcciones. Las tripulaciones en ese momento comenzaron a usar sus ametralladoras para despachar a los aterrorizados soldados soviéticos. Una vez que todo terminó el comandante del Panzer IV, el teniente Fendesack, felicitaba a su tripulación:   «– Lo habéis hecho muy bien, especialmente tú Kurt. 
– Cada uno hace lo que puede – respondió Knispel a su oficial con una amplia sonrisa en su rostro.»   Pero la acción de ese día no había terminado. Cuando llegaron los refuerzos, los tanques dieron marcha atrás y dos vehículos ligeros reabasteció a los tanques con munición y gasolina. Los blindados se dirigieron a un pantano cercano que se encontraba congelado a causa de las bajas temperaturas donde algunas unidades habían detectado un puesto de observación soviético para la artillería. El hielo crujió bajo las cadenas de los tanques, pero pareció soportar las toneladas de peso de los Panzer alemanes. Ahora, la pequeña formación iba liderada por el Panzer IV de Knispel. Antes de que avistaran a ningún enemigo una pieza antitanque abrió fuego a una distancia de unos 350 metros e impactó en el blindado. El Panzer IV había perdido una cade-na. Aquí, en este momento, la tripulación mostró una fuerte sangre fría, pues en lugar de abandonar el Panzer IV, apuntaron contra la pieza que les acababa de disparar gracias a la rápida reacción de Knispel que había sido capaz de detectar a la pieza enemiga a pesar del camuflaje que utilizaban. Cargó el cañón y disparó. Una gran explosión se pudo ver de nuevo en medio de la noche: la pieza enemiga estaba fuera de combate.  La tripulación salió a reparar la oruga rota, mientras que un tanque les protegía y otros dos continuaban su avance. Repararon la cadena y volvieron a sus antiguas posiciones. 
¿Aquí terminaría la guerra para Knispel y sus compañeros y podría tener un poco descanso? La respuesta era bien clara, NO.  A la siguiente mañana el fuego de la artillería caía de nuevo sobre las posiciones de los Panzer. Un proyectil impactó muy cerca de Knispel y sus compañeros y todos cayeron al suelo a causa de la onda expansiva, aunque afortunadamente no hubo que lamentar ninguna herida de grave consideración.
 
«– ¡Panda de cerdos! ¡No nos dejaran 
movernos de aquí! – blasfemó Kurt.»
 
Estaba claro que los alemanes tenían que destruir aquellas baterías si querían salir con vida de aquel lugar, por lo que se solicitaron voluntarios para ir a hacer “una visita” a las artillerías. Todos se presentaron voluntarios, dado que todos querían devolver el fuego al enemigo. Tras enviar a dos tanques que hicieron labores de exploración la unidad se puso en marcha para destruir a la pesada batería enemiga de 172 milímetros que tanto les atemorizaba. Los tanques marcharon a gran velocidad sin disparar a pesar del fuego enemigo que recibieron. Utilizaron el camino que las patrullas rusas utilizaban para llegar hasta las líneas enemigas que la patrulla había descubierto minutos antes. 
Tras limpiar un campo de minas los Panzer pudieron aproximarse a menos de 300 metros de la batería enemiga, momento que fue aprovechado por Knispel para silenciar una ametralladora y disparar la gran batería enemiga. De pronto se oyó una fuerte explosión que envolvió en fuego a todo lo que había a 50 metros a la redonda, dado que los alemanes había impactado en un depósito de municiones. El sonido de la explosión fue abrumador y la onda expansiva hizo mover ligeramente a los pesados tanques alemanes. Destruyeron los pocos nidos de ametralladoras que no habían sido aniquilados por la gran deflagración y regresaron de nuevo a líneas alemanas donde recibieron las felicitaciones de sus superiores.
Tres días después el tanque de Knispel se vio envuelto en un ataque contra posiciones soviéticas, principalmente búnkeres y nidos de ametralladora. En la refriega aparecieron cuatro tanques T-34 y Knispel acabó con dos de ellos. Los otros dos se dieron a la fuga y poco después la zona era asegurada tras destruir las últimas defensas soviéticas.
El 15 de diciembre el batallón fue alertado para detener el avance de una poderosa fuerza enemiga que había roto las líneas alemanas. Al parecer la fuerza soviética se componía de 20 tanques y de una gran cantidad de infantería en vehículos de transporte. Sin tiempo para contemplaciones o la duda el tanque del teniente Fendesack y su tripulación, entre ellos el gran Knispel, estaban listos para el combate. Se dirigieron al lugar donde podían encontrarse al enemigo y allí, liderando el ataque soviético había dos grandes tanques pesados KV-1. Knispel, sin pensar disparó contra el pesado blindado del Ejército Rojo y el impactó destrozó las cadenas del KV-1. En ese mismo momento la torreta del primer KV-1 giró y disparó en dirección al Panzer IV, pero el proyectil erró el tiro porque el conductor había movido el tanque unos cuantos metros hacia atrás después del primer disparo. Llegaron dos tanques alemanes más que apuntaron al gigante soviético, pero antes de que incluso los recién llegados pudieran disparar, Knispel abrió fuego de nuevo impactando en esta ocasión en la torreta del KV-1. Salía humo negro del KV-1 pero aun así la torreta se movía. Los otros dos disparos de los otros dos Panzer IV erraron el tiro o rebotaron (no queda muy claro en las fuentes confirmadas). Knispel disparó de nuevo impactando en la parte trasera del KV-1. Pocos segundos después el tanque comenzó a arder y la tripulación del tanque soviético trató de escapar pero fueron eliminados por fuego de ametralladora. Mientras tanto el otro KV-1 había disparado hacia los alemanes pero no había conseguido destruir ninguna unidad alemana y se encontraba enzarzado en un combate a corta distancia con un Panzer IV. Knispel ayudaría a eliminar ese KV-1 también pero no solicitó añadir esta baja en su historial, permitiendo a la orgullosa tripulación del otro blindado reclamar la pieza, pues Knispel no era muy dado a querer acumular bajas. Así era él. Lo le importaba compartir los logros con el resto de sus compañeros, tal y como ocurría en otras unidades blindadas alemanas, tal y como en la unidad de Otto Carius, por ejemplo, tal y como este reconoció al autor de este libro durante una de las entrevistas para la realización de esta obra.  A la mañana siguiente, es decir, el 21 de diciembre de 1941, Knispel era condecorado delante de los compañeros de su batallón por su comandante, el capitán Rothe. Cuando le hizo entrega de dicha condecoración le dijo:   «– Esto es solo el comienzo Knispel. Pienso que a los destruidos les seguirán muchos más por lo que te deseo buena caza.»    Finalmente las defensas alemanas en Volkhov no podían mantenerse por mucho más tiempo por lo que la 12ª División Panzer comenzó su retirada hasta los cuartes de invierno donde pasarían la navidades. El día 4 de enero la unidad fue enviada hacia la ciudad de Narva, ciudad cercana entre la frontera de Estonia y Rusia.  Revisemos el historial de Knispel hasta ese momento: 7 tanques destruidos, una gran cantidad de piezas antitanque y decenas de nidos de ametralladoras y búnkeres, y ya había sido condecorado con la Cruz de Hierro de 2ª Clase. Si hubiera continuado de forma normal la entrega de medallas es muy probable que Knispel hubiera alcanzado la Cruz de Caballero con Hojas de Roble, Espadas y Diamantes, porque hay recordar que estamos hablando de principios del año 1942, es decir, con aún 3 años de guerra por delante. Desafortunadamente no sería así, tal y como lector podrá descubrir a medida que continuemos relatando las increíbles hazañas del tanquista más impresionante de todos los tiempos. Knispel sería trasladado a otro Panzer IV, un nuevo modelo armado con un cañón de 75 milímetros, bajo el mando de otro oficial de nombre Rubbel. Esto ocurría el 11 de enero de 1942. En esos momentos la unidad de Knispel se vio envuelta en fuertes enfrentamientos contra los soviéticos. El resumen de aquellas jornadas lo recogemos del testimonio del comandante del Panzer IV de Knispel, el propio Rubbel nos cuenta de nuestro héroe lo siguiente:
«Knispel se distinguió como un excelente artillero, que a menudo detectaba a los objetivos más rápido que todos los demás a pesar de cualquier obstáculo en su campo de visión. En la lucha contra otros tanques Knispel demostró ser muy superior a sus oponentes. Antes de que fueran capaz de detectar a los tanques alemanes, ya estaban bajo la mira de Knispel y eliminados de uno o dos tiros. Los siguientes dos enfrentamientos fueron similares. En estos combates Knispel probó que era un extraordinario y magnífico artillero.»   Por ejemplo, en una acción en la que detectó a un KV-1 ocultó detrás de arbustos nevados, Knispel realizó un extraordinario tiro de precisión entre la juntura de la torreta y del chasis, poniendo así fuera de combate al pesado soviético. Rubber, impresionado por la maestría de su artillero dijo:   «Ese ha sido un tiro maestro Kurt.»   La unidad se retiró de nuevo a Narva donde no realizaría nuevas misiones hasta marzo. En esos días Knispel se encontraría con un KV-II, al cual pondría fuera de combate también con otro “tiro maestro” también en la misma localización del tiro anterior. 
Alfred Rubber también recopilaría en entrevistas posteriores lo impresionado que quedó sobre el hombre más extraordinario de su tripulación:    «Knispel nunca relajaba la guardia. Aunque fuera de noche o de día, controlaba por completo el campo de batalla con su visión del terreno. Incluso antes de que yo diera la orden de abrir fuego, Knispel ya lo había hecho y había destruido otro enemigo gigante de un simple disparo usando las nuevas balas de carga hueca. Una vez que estudiaba la situación inmediatamente actuaba muy rápidamente. Nunca he visto a nadie que fuera capaz de combinar su seguridad de actuación con una puntería perfecta. ¡Era único! Recuerdo que una vez llegamos a un afluente del río Volkhov. En aquella época tenía el caudal bastante alto. Nuestro tanque solamente no podía vadear profundidades de más de un metro, y si el agua era más profunda el tanque quedaba fuera de acción, más con el terrible frío que hacía. Recuerdo que Kurt simplemente se quitó los pantalones y se metió en el agua con un palo para medir la profundidad, buscando la zona menos profunda para que cruzáramos con el tanque. Si no lo hubiéramos hecho así habría entrado agua por los tubos de escape y el tanque habría quedado fuera de combate. Cuando Knispel salió del agua estaba casi de color azul, medio congelado. Sin embargo, con su increíble y heroica acción había salvado nuestro tanque.  […] Un cuarto de litro de ron, té caliente y mucho movimiento, fue lo que Kurt Knispel necesitó para salir sin problemas de aquello, aunque su constitución de oso también ayudó. En general, tuvimos mucha suerte durante aquella etapa de la guerra.»   Con la llegada de la primera los combates contra los soviéticos se intensificaron en los bosques y además el peligro de las dotaciones tanquistas aumentó dado que los francotiradores ocultos en la espesura eran muy comunes, y asomar la cabeza fuera de la torreta era prácticamente una sentencia de muerte. Así murieron algunos comandantes tanquistas durante el mes de abril de 1942. En la compañía de Knispel había varios comandantes de carro que estaban fuera de combate o convalecientes en el hospital por lo que algunos suboficiales se convirtieron momentáneamente en Comandantes de varios blindados, y por supuesto Knispel era uno de ellos.  Finalmente los alemanes habían abandonado la idea de capturar Leningrado por lo que siguieron el cauce del río Volkhov hasta que chocaron con un contraataque soviético. Durante aquellos meses en aquella zona, en Tikhvin y en la bolsa de Pogstye, la 12ª División Panzer jugó un importante papel en la destrucción del Segundo Cuerpo Soviético que acabó por ser totalmente destruido el 26 de junio de 1942. Knispel ayudó a neutralizar un total de seis divisiones de infantería, 6 brigadas de infantería, además de otras 9 divisiones que habían sido completamente destruidas. Los alemanes también capturarían 649 cañones, 171 tanques y alrededor de 30.000 prisioneros. 
En mayo de 1942 la 12ª División Panzer recibió la orden de dirigirse a la retaguardia pues su puesto iba a ser ocupado por una unidad de reemplazo que ocuparía sus posiciones y utilizarían sus armas y tanques aún disponibles. La unidad pasaría algún tiempo en Berlín y tras recibir sus nuevos Panzer IV con cañones largos de 75 milímetros. 
Hubo algunos permisos que los soldados gastaron en las ciudades cercanas, Finalmente tras más de un mes en Alemania la unidad regresaba al Frente del Este al finales del mes de julio. 
Durante el trayecto de vuelta a la guerra, Kurt Knispel vivió uno de las anécdotas más famosa de su experiencia vital, que además define y nos da una clara idea de cómo era realmente este grandioso héroe de guerra. La unidad de Knispel se dirigía hacia Rusia en un tren. El tren era bastante cómodo, tanto como lo permitía el desarrollo de la guerra. El tren estaba detenido en una estación en algún indeterminado de Cracovia. Aquella noche, Kurt Knispel estaba sentado al lado de los tanques con su amigo Alfred Rubbel hablando de cosas triviales. Como bien ya sabemos Knispel tenía una increíble vista y se fijaba en cualquier movimiento o figuras sospechosas en la oscuridad, más ahora dado que había perfeccionado estas habilidades aún más en el campo de batalla. Observó a dos figuras a unos 100 metros, una de ellas llevando un traje a rayas (símbolo de su condición de prisionero) y a otro hombre armado con un rifle que vestía un uniforme del ejército, bien miembro de un campo de concentración o de las fuerzas de defensa de la región. El prisionero se detuvo un instante y el guardia le golpeó con la culata de su rifle mientras le ordenaba con gestos que continuara su camino. Este, tal vez porque estaba muy débil o porque el golpe del rifle fue demasiado duro, cayó al suelo, momento que fue aprovechado por el guardia para patearle en multitud de ocasiones mientras el preso trataba de incorporarse. 
Kurt se levantó y le dijo a su amigo:   «– Maldita sea, voy a parar esto ahora mismo.
– ¡Ten cuidado Kurt! Eso te puede meter en muchos problemas – le indicó el oficial.
– No me importa. No puedo verlo y tener la boca cerrada.»   Saltó al suelo en el tanques en el que había estado sentado junto a su compañero charlando y se dirigió hasta las dos figuras. Mientras caminaba cogió la pistola de su guerrera y la empuñó.  Se acercó a escasos metros de la escena y apuntó al guardia que en ese momento estaba dando al reo una nueva patada.   «– ¡Detente perro!»   El guardia en lugar de amilanarse miró con desdén Knispel y le dijo en tono altanero:
 
«– ¿Qué quieres imberbe?
– ¡Te lo voy a enseñar ahora mismo!»   Knispel, fuera de sí golpeó la cara del soldado con la mano abierta. Fue un buen golpe, tanto que el soldado apuntó a Knispel con su fusil, pero Knispel se lo arrancó de las manos y tras tirarlo a las vías empujó al soldado, y este cayó al suelo. Ya en el suelo, el soldado recibió varias patadas en su espalda propinada por nuestro héroe.  Tras varias patadas, Knispel se marchó malhumorado y maldiciendo. El soldado se incorporó, recuperó su arma y se llevó al prisionero sin volver a hacer ningún uso de la fuerza.
Kurt recordaría posteriormente en varias ocasiones la mirada de agradecimiento que aquel anónimo prisionero le dirigió, y no había duda que le marcaría para el resto de su vida. La noticia de lo acontecido pronto circuló por la compañía e incluso llegaría a oídos del propio comandante de la unidad que se limitó a aprobar el comportamiento de Knispel. 
 Rubbel recordaría años más adelante lo siguiente sobre esta historia:   «El respeto que sentíamos hacia Kurt Knispel creció incluso mucho más que antes, incluso más que sus logros militares, que ya eran considerables. Había suficientes portadores de la Cruz de Caballero y otras condecoraciones […] Pero en esta situación nos había demostrado como actuar, además de darle una lección de moral al guardia. Aparte sintió vergüenza de nosotros dado que durante la escena todos permanecimos en silencio.»   Knipel al lado de Rubbel de nuevo se limitó a sonreír y dijo:   «Si solo supiera que no voy a causar
 por eso más daño al pobre diablo...» Rubber no contestó. Ahí no acabaría el famoso incidente, dado que un poco más tarde apareció una unidad de la policía militar en la siguiente estación y preguntaron por un soldado de pelo negro y un metro ochenta de altura. Por supuesto no se anduvieron con rodeos, dado que expusieron al comandante de la unidad blindada lo ocurrido. Este se cruzó de brazos y les dijo: «– Si pretendes decir que vas a llevarte a uno de mis muchachos con vosotros, entonces uno de vosotros tendrá que quedarse aquí y ocupar un puesto en un tanque.> -y soltó una sonora carcajada. Por supuesto esto no sentó demasiado bien a los miembros de la policía militar que le vinieron a responder algo parecido a esto:
– Guárdese su amenazas coronel. Nos lo llevaremos con o sin su consentimiento.»   En ese momento el comandante echó mano de su pistola Luger y apuntando a los miembros de la policía militar dijo: <�¡Yo soy el comandante de este tren!  ¡Aquel que ponga un pie aquí sin mi consentimiento será eliminado de un tiro! –  Y la policía militar se retiró con el rabo entre las piernas. Nadie más hablaría más del asunto o iría pidiendo explicaciones de nuevo al comandante. » Llegaron a su destino en torno al 4 de agosto, y se unieron al 4º Regimiento Panzer que había luchado recientemente en Rostov.  Los alemanes se adentraron en terreno enemigo creando una nueva cabeza de puente en la ciudad rusa de Belaya.  Hay que decir que aquella operación que parecía sencilla no lo fue dado que la zona estaba salpicada de pequeñas luchas. Unos pocos días después, el 13 de agosto el tercer cuerpo Panzer se retiró del frente hacia el sector del río Terek, llegando un poco más tarde a posiciones alemanas cerca de la ciudad de Sablinskaya. En aquellos días Kurt Knispel conseguía destruir su tanque enemigo número 12. También la unidad sufrió graves pérdidas y de nuevo el flamante héroe salía a relucir al salvar la vida de muchos compañeros de tanques que habían sido destruidos o que estaban en llamas. En su unidad corría una historia de boca en boca que decía que Knispel era invencible dado que pese a las situaciones peligrosas a las que se exponía siempre salía sin ningún rasguño. ¡Era algo increíble!
En torno a diciembre los hombres comenzaron a pensar en un cambio en el signo de la guerra pues empezaron a correr rumores de lo que estaba ocurriendo en Stalingrado. Mientras estos rumores recorrían la unidad se comenzó a hablar de un nuevo y “maravilloso tanque” que podría cambiar el curso de la guerra en el Frente del Este. La Compañía de Knispel se retiró a retaguardia para recibir los nuevos tanques. Al llegar a Cracovia o bien durante el camino Kurt Knispel fue ascendido a Unteroffizier (rango que podría equivaler a sargento).
Aprovecharía un nuevo permiso para regresar a su casa y mostrar orgulloso a sus padres la Cruz de Hierro de 2ª Clase y la Insignia Panzer en plata por sus 25 ataques a bordo de un blindado. Celebraría de nuevo la navidad con su familia y amigos y tras esto se dirigió a la Escuela de Tiradores de Panzer en la ciudad de Putlos el 10 de enero, cuando descubrió el nuevo arma en la que lucharía en el puesto de tirador, el Tiger, pasando a formar parte del 503º Batallón Pesado Panzer. Se le dieron otros 14 días de permiso que aprovecharía de nuevo regresando a su hogar.  
 

Реклама | Adv